jueves, 7 de mayo de 2015

Hemos de tener un corazón grande



“Hemos de tener un corazón grande que sienta las preocupaciones de la vida de los hombres y mujeres de nuestra sociedad”.
MADRE PILAR, era una mujer de esperanza y dirigía al mundo una mirada amplía y confiada. Fiel a su carisma, nos dio gran ejemplo en los momentos difíciles. Parecía crecerse en las dificultades, tan abundantes en la vida.

FUENTE DE LA VIDA
“En ti está la fuente de la vida, y en tu luz vemos la luz” (salmo 35)
Yo quiero vivir, y tú eres la fuente de la vida.
Cuanto más me acerque a ti, más vida tendré.
La única vida verdadera es la que viene de ti,
y la única forma de participar en ella es estar cerca de ti.
Déjame beber de esa fuente, déjame meter las manos en sus aguas para sentir su frescura,
su pureza y su fuerza.
Que las aguas vivas de ese manantial fluyan a través de mí ser
y su corriente inunde el pozo de mi corazón, de otros corazones.

También eres la luz.
En un mundo de oscuridad, de duda y de incertidumbre,
tú eres el rayo rectilíneo, el cándido amanecer, el mediodía que todo lo revela.
Si para vivir hay que acercarse a ti, para ver también.
“En tu luz vemos la luz”.
Señor, quiero tu luz, tu visión, tu punto de vista.
Quiero ver las cosas como tú las ves,
quiero verlas desde tu punto de vista, desde tu horizonte, desde tu ángulo;
quiero ver así a las personas y los acontecimientos
y la historia de la humanidad y los sucesos de mi vida.
Quiero verlo todo con tu luz.

REFLEXIÓN: ¿Dónde notas la presencia de Dios? Un lugar para encontrarlo es en los demás. Mira ahí fuera, mira más allá de tu ombligo… Sí, hay vida, hay personas, incluso más allá de tu amigos o amigas, de tu familia…. Hay compañeros de clase a los que ignoramos, gente en el colegio a la que ignoramos, vecinos a los que ignoramos. Hoy cuando camines fíjate en gente que normalmente te pasa desapercibida.

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