Amable
es la persona que, por su actitud y su trato para con
los
demás, se hace amar.
Amable
es la persona que es agradable cuando nos dirige la palabra. Amable es quien interpreta bien y sabe
disculpar los errores ajenos.
Amable
es además quien acoge al que anda solitario,
quien
se anticipa cuando ve una necesidad de ayuda,
quien
va a consolar donde hay algún dolor.
La
amabilidad sale de un buen corazón.
Creemos
que la bondad de María hizo de ella
una
madre amable,
una
vecina amable,
una
compañera y amiga amable.
Virgen
María,
cuando
lo pensamos, nos encanta la amabilidad.
Pero
a la hora de la práctica
tenemos
mucho peligro de ser envidiosos,
de
ser picajosos, de decir palabras que ofenden
y
de pensar en nosotros mismos sin mirar hacia los demás.
Madre
nuestra,
danos
una voluntad fuerte para dominar la lengua.
Danos
un corazón grande donde quepan todos los compañeros.
Danos
unos ojos listos para mirar por aquellos
que nos necesitan.
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