sábado, 14 de marzo de 2015

Como arcilla fresca



El adviento nos invita a mirar hacia el futuro, no el futuro de nuestros proyectos y proyecciones, sino hacia el futuro que nos viene de Dios como un don y para el que nos preparamos con nuestro esfuerzo de cada día.
Esperamos Su venida con alegría, porque sabemos que entonces gozaremos verdaderamente de la vida y la libertad. Jesús nos enseña que debemos estar preparados para su venida: eso quiere decir vivir con responsabilidad, ocupados en trabajar por la paz y la reconciliación. Eso mismo nos dice San Pablo  “nuestra salvación está ya cerca”, hay que dejar las actividades de las tinieblas. El profeta Isaías,  nos anuncia que la paz que viene de Dios es posible.
En medio de todo esto, tú puedes ir teniendo claro qué puedes hacer para percibir la llegada del Señor; puedes haber descubierto que necesitas escuchar más su voz; puedes haber llegado a ser consciente de quién eres y de dónde estás en relación con Dios;... pero, ¿qué quiere Él de ti? ¿Qué proyecto tiene Él sobre ti? ¿Qué espera Él de ti? 

Oramos 
Señor, Yo sé que tú eres bueno y me perdonas.
que eres misericordioso con quien abre su corazón a tu 
amor y tu lealtad.
Aquí estoy, Señor, 
 con mi corazón como es: que no oculte nada a tus ojos abiertos
 Aquí estoy como arcilla fresca, 
esperando ser modelada por tus manos misericordiosas.
eres grande. haces maravillas.
Tú, el único Dios. Enséñame, Señor, tu camino
y que mis pasos sigan tus huellas con fidelidad.
Tú, Señor, siempre estás pronto a ayudarme
y a animar mi corazón cuando decae. 
Tú, Señor, toma mi corazón de barro
y molalo según la grandeza de tu amor.

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