Nuestra
vida nos invita a caminar y a no quedarnos quietos. Crecemos, aprendemos,
ganamos experiencia día a día, recibimos propuestas e invitaciones
constantemente. Por eso no es fácil tomar decisiones y es frecuente que
sintamos miedo y vértigo a la hora de lanzarnos. La duda nos puede atenazar,
hasta tal punto de no ser capaces de atravesar la primera puerta: la de
nosotros mismos.
Pero
buscar a los demás no es fácil, Nos alejamos unos de otros a causa de las
rutinas, la comodidad, las prisas... Nos frustramos fácilmente ante cualquier
rechazo o fracaso y construimos una cápsula que nos preserve de cualquier dolor
o inquietud. Tememos exponer nuestras debilidades y complejos.
Dios nos invita a no temer y a volver también
nuestra mirada hacia fuera, porque los demás pueden ser Buena Noticia para cada
uno de nosotros. Salir al encuentro de los otros, con el corazón abierto, es la
mejor actitud posible para vivir.
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