Tener
tentaciones no es ni mejor ni peor que el que no las tiene. Jesús también tuvo
tentaciones, pero lo que tenemos que hacer es aprender de Él, seguir su ejemplo
para poder vencerlas. Las tentaciones que tenemos en nuestro mundo hoy son
difíciles de ver y de entender; esas tentaciones podrían ser las mentiras: algo
que se nos ofrece y que al final no es verdad; otras tentaciones pueden ser el
consumismo, la insolidaridad, la comodidad, etc… muchas acciones que nosotros
vivimos y hacemos habitualmente y que lo único que hacen es convertirnos en
personas totalmente egoístas, avariciosas y egocéntricas.
Está
claro que no podemos dejar de tener tentaciones, pero en nuestras manos está el
que podamos vencerlas. Las tentaciones pueden venir del mundo que nos rodea
pero también de nuestras debilidades.
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