¿Quién
de los que estamos aquí no ha pasado en su vida temporadas de nublado, de
incomprensión, dudas, tristeza…? es en esos momentos cuando echamos de menos la
presencia de un verdadero amigo... Madre Pilar supo apoyar todos sus
momentos en el mejor amigo que nunca falla, Jesús. Nos decía: “Jesús nunca nos
deja, lo tenemos constantemente a nuestro lado… de él sacaremos las fuerzas
para superar todo.”
“Quien
tiene un amigo tiene un tesoro”. ¡Cuánta verdad se oculta tras este dicho
popular! La amistad es uno de los valores más importantes que pueden tener las
personas, porque engloba otros muchos.
Hemos
de procurar tener amigos, pero también hemos de buscar el modo de convertirnos en
un amigo para los otros. Nuestra amistad no puede ser egoísta, si queremos que
sea duradera; porque... ¿Quién es el loco que, teniendo un tesoro, lo descuida
y lo pierde? Jesús es el amigo del quien sabemos que nunca nos fallará.
AMIGO VERDADERO
Señor
Jesús, eres Amigo verdadero,
Eres fiel en tu amistad para conmigo y nada me falta,
porque tú estás a mi lado aunque todos me abandonen;
porque tu perdón y tu gracia me acompañan siempre.
Tú confortas mi alma,
cuando me faltan las fuerzas para el camino;
tú me guías por senderos de justicia,
como signo de tu amistad;
eres siempre fiel en mi camino.
Eres fiel en tu amistad para conmigo y nada me falta,
porque tú estás a mi lado aunque todos me abandonen;
porque tu perdón y tu gracia me acompañan siempre.
Tú confortas mi alma,
cuando me faltan las fuerzas para el camino;
tú me guías por senderos de justicia,
como signo de tu amistad;
eres siempre fiel en mi camino.
La
dicha y la gracia de tu amistad,
me acompañarán a lo largo de los días de mi vida.
Seré dichoso con tu fidelidad inquebrantable,
y tendré siempre la seguridad de tu amor hasta el extremo.
Mi morada, Señor, será la llaga de tu corazón abierta.
A lo largo de los días, creeré siempre en tu amor,
porque nadie tiene mayor amor que el que da la vida por el amigo.
Enséñame, Señor Jesús, a dar mi vida por los que necesitan seguir viviendo;
a permanecer fiel al lado del hermano que está solo.
Tú eres la puerta que abre camino hacia el corazón del Padre:
guíame, Amigo.
me acompañarán a lo largo de los días de mi vida.
Seré dichoso con tu fidelidad inquebrantable,
y tendré siempre la seguridad de tu amor hasta el extremo.
Mi morada, Señor, será la llaga de tu corazón abierta.
A lo largo de los días, creeré siempre en tu amor,
porque nadie tiene mayor amor que el que da la vida por el amigo.
Enséñame, Señor Jesús, a dar mi vida por los que necesitan seguir viviendo;
a permanecer fiel al lado del hermano que está solo.
Tú eres la puerta que abre camino hacia el corazón del Padre:
guíame, Amigo.
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