La esperanza no sólo se cree sino que se vive.Si vivimos
esta virtud que tanto practicó MADRE
PILAR, viviremos el presente, pero sabiendo que nos espera un mundo
incomparablemente mejor. Si practicamos esta virtud haremos de este mundo
nuestro un mundo más agradable, con una cara más sonriente, superaremos los
miedos porque sabemos que estamos en buenas manos, que no caminamos a oscuras,
y que Alguien camina a nuestro lado.
Madre Pilar tenía mucha confianza en la
Providencia de Dios, lo demostró en muchos momentos, en los que parecía que
todo tambaleaba; ella con esa firmeza nos
transmitía la esperanza en Dios. Hoy nos invita a que seamos jóvenes de
esperanza y que en circunstancias difíciles que nos toquen vivir no vacilemos,
sino que nos aferremos a ella.
Necesitamos
cuidar la esperanza y abrir los ojos a todas las realidades positivas y a los
pequeños crecimientos de la semilla del Reino de Dios, para que los problemas o
las dificultades no nos agobien ni las nubes nos lleven a negar las estrellas.
Pidámosle
hoy al Señor que nos ayude a tener esta firme esperanza, a confiar en él, a
creer en Él.
Señor Jesús, eres luz para mi camino,
eres el Salvador que yo espero.
¿Por qué esos miedos ocultos?
¿A quién temo, Señor?
La vida es como una encrucijada,
y a veces, indeciso, no sé por dónde ir.
Creo en ti, Señor Jesús.
Tú eres la defensa de mi vida.
¿Quién me hará temblar?
Una cosa te pido, Señor, y es lo que busco:
vivir unido a ti, tenerte como amigo
y alegrarme de tu amistad sincera para conmigo.
Señor Jesús, escúchame, que te llamo.
Mi corazón me dice que tú me quieres,
y que estás presente en mí,
que te preocupas de mis problemas
como un amigo verdadero.
Señor, enséñame tu camino,
guíame por la senda llana.
Espero gozar siempre de tu compañía.
Quiero gozar siempre de tu vida en mi vida.
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