En aquel
tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús.
Él les replicó: «Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre:
¿por cuál de ellas me apedreáis?»Los judíos
le contestaron: «No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia:
porque tú, siendo un hombre, te haces Dios.»
Jesús les replicó: «¿No está escrito en
vuestra ley: "Yo os digo: Sois dioses"? Si la Escritura llama dioses
a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y no puede fallar la Escritura),
a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros que blasfema porque
dice que es hijo de Dios? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero
si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis
y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.»
Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se marchó de
nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes había bautizado Juan, y se
quedó allí. Muchos acudieron a él y decían: «Juan no hizo ningún signo; pero
todo lo que Juan dijo de éste era verdad.»
Y muchos
creyeron en él allí.
Palabra del
Señor
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