
Acercándose al ataúd, lo
tocó y los que lo llevaban se detuvieron. Entonces dijo Jesús: «Joven, yo te lo
mando: levántate.»
Inmediatamente el que había
muerto se levantó y comenzó a hablar. Jesús se lo entregó a su madre.
Al ver esto, todos se
llenaron de temor y comenzaron a glorificar a Dios, diciendo: «Un gran profeta
ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.»
La noticia de este hecho se divulgó por toda Judea y por las regiones
circunvecinas.
Palabra del Señor
No hay comentarios:
Publicar un comentario