La verdad es que los hombres y las mujeres tenemos mucha suerte. Somos
totalmente libres para aceptar a Dios o rechazarlo. Dios nos ofrece la
salvación, pero si yo no la acepto, Él respeta mi libertad. Hay una cosa clara,
no se es cristiano a base de empujones, cada uno decide sobre su propia vida.
El camino del cristiano es duro pero tenemos una ventaja, Dios nos ayuda.
Él pone todo de su parte aunque nosotros no pongamos casi nada. Dice San
Agustín: «Dios quiere que yo haga lo que pueda y le pida lo que no pueda, que
Él me ayudará para que pueda».
Oración:
Tú has dicho, Señor, que la verdad nos hará libres.
Que sea libre ante el egoísmo y me lance al servicio.
Que sea libre ante el odio y que asuma el perdón.
Que sea libre ante la mentira y entre en la luz.
Que sea libre ante el orgullo y tenga un corazón
sencillo.
Me cuesta y tengo miedo a no ser como los demás, a
no hablar como los demás, a no ir a los sitios que van los demás.
Danos un corazón que se enamore de la verdad, danos
alas de águila para seguirte a Ti.
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