lunes, 16 de marzo de 2015

Te busco en la Palabra



El adviento que Dios quiere no es sólo un tiempo, es una actitud profunda. No es tiempo cronológico, sino tiempo espiritual. Y, siempre puede ser adviento, superando los límites del calendario.
El adviento auténtico  es el que enciende todas las lámparas de la espera, es el que abre todos los oídos de la escucha, es el que dispone cuidadosamente el alma para la acogida. Tiempo de esperanza, decimos, pero esperanza significa muchas cosas. Decir esperanza es decir deseo, confianza, paciencia, vigilancia, compromiso, valentía, alegría, humildad, paz.
Descubre en este día los aspectos más positivos de tu vida, de tus actitudes, de tus comportamientos. ¿Qué es lo que más te gusta de ti mismo y de tu forma de ser?  ¿Qué aspectos de tu vida valoran los demás más en ti? ¿Qué actitudes o comportamientos de los que tú tienes consideras que molestan más a los demás?


Oramos 
Mi espíritu y mi corazón están alerta como los ojos del centinela.
Estoy esperando. Te busco, Señor. Estoy en vela. ¡Es adviento!
Te busco en la oración y Tú me abres, Señor, como un amigo
siempre presente, cuando se llama a la puerta.
Te busco en la Palabra y Tú te acercas, Señor, como un amigo
siempre presente, cuando se le pide luz para atravesar la noche.
Te busco en la Eucaristía, con los otros cristianos,
y por tu Palabra y tu Pan vienes a mí, Señor, como un amigo
siempre dispuesto a ofrecer lo mejor que tiene.
Te buscamos cada día y te vemos, Señor,
donde se siembra la alegría,
dónde se elimina la mentira, donde se suprime la injusticia.
Para encontrarte, Señor, ¡hay que estar en vela!
Tú estás a la puerta y llamas.
Llamas al espíritu y al corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario