El
adviento que Dios quiere es que abras bien las velas de tu nave y que pongas el
motor en marcha; que salgas una vez más del puerto de ti mismo y que te
arriesgues en busca de la tierra
prometida; que venzas
tus apegos y
comodidades, los que
te impiden crecer;
que superes tus miedos,
que te paralizan;
que sacudas tus
rutinas, pura mediocridad;
que confíes.
Y una
vez que te
hayas revestido con
los hermosos trajes
de la esperanza,
predícala, siémbrala, sé su testigo. Da la mano al que te pide, levanta
al que está caído, fortalece las rodillas vacilantes, di palabras de consuelo a
los corazones tristes, ofrece razones para luchar a los que están
desencantados, pinta de color toda la vida. Son muy necesarios los profetas de
la esperanza.
VEN
SEÑOR JESÚS, SÉ TÚ MI TESORO
Para que no haya más
tinieblas en nuestro mundo
Para que triunfe el bien
sobre el mal
Para que aumente la
fraternidad entre todos
Para que cese el odio y
la violencia
Para que todos trabajemos
por la justicia
Para que se defiendan los
derechos humanos
Para que nuestro mundo
viva en la esperanza
Para que nos enseñes el
camino de la salvación
Para que nos animes en
nuestras dificultades
Para que rompas las
cadenas que nos esclavizan
Para que la alegría llene
nuestro mundo de dolor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario