Después que
Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando
sobre el lago. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del
lago notó que allí no había habido más que una lancha y que Jesús no había
embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos.
Entretanto, unas lanchas de Tiberiades llegaron cerca del sitio donde habían
comido el pan sobre el que el Señor pronunció la acción de gracias. Cuando la
gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a
Cafarnaún en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo has venido aquí?»
Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo has venido aquí?»
Jesús les
contestó: «Os lo aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino
porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece,
sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo
del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios.»
Ellos le
preguntaron: «Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios
quiere?»
Respondió
Jesús: «La obra que Dios quiere es ésta, que creáis en el que él ha enviado.»
Palabra del Señor
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