En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo:
"Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os
digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así
seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su
sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque,
si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo
también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué
hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por
tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.»
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