En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y
Juan, y le dijeron: «Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a
pedir.»
Les preguntó: «¿Qué queréis que haga por vosotros?»
Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.»
Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz
que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a
bautizar?»
Contestaron: «Lo somos.»
Jesús les dijo: «El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os
bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el
sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está
ya reservado.» Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra
Santiago y Juan.
Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los que son reconocidos como
jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen.
Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y
el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del
hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida
en rescate por todos.»
Palabra del Señor